
EL CASTILLO invita a recorrer AUGURIA Paloma Zamorano Ferrari + Interkevs
HASTA EL 29 DE NOVIEMBRE. Independencia 1653 E.
LADO B: trastienda con obra de Diego de Aduriz y de Catalina Oz para Memoir.
La muestra se puede visitar los sábados de 16 a 21 y los miércoles,
jueves y viernes de 14 a 19.
Por otros horarios, concertar cita escribiendo a laspuertasdelcastillo@gmail.com
El Castillo vagabundo de Diego de Aduriz no tiene techo: es observatorio astronómico;
galería de arte; taller de artista; conventillo; templo oráculo; escenario ideal para una
película de Tarcovski o bien para un juego de rol ubicado en Hiroshima; casa del árbol
de usos múltiples...
Lo celeste y lo terrenal se unen en este castillo de barrio, que el 11 de octubre abrió
sus puertas para presentar Auguria, muestra conjunta de Paloma Zamorano Ferrari
e Interkevs, reunidos por primera vez por Diego de Aduriz como curador.
Paloma e Interkevs, maestros de la luz
Cuenta Diego de Aduriz: “Con distintos niveles de luminiscencia, los dos artistas tra-
bajan con las posibilidades de manifestación de la luz en todo sentido, porque todo
tiene luz, esté enchufado o no. Por otro lado, manejan tiempos de producción poco
habituales, lo que hace una gran diferencia en la obra. Paloma trabaja alrededor del
mundo, vive en Berlín, pero su corazón habita también Buenos Aires, y a su vez ha
sido nutrida por viajes y experiencias en la India y en África. Interkevs produce en
Navarro, provincia de Buenos Aires, en la soledad del campo y acompañado por una
docena de perros. Es profesor de arte en un jardín de infantes, lo que lo nutre de sor-
presas y revelaciones”.
Paloma Zamorano Ferrari propone puntillismo (con pincel o con sellos) sobre basti-
dor o sobre bolas de luz, con acrílico, marcador y terminaciones perladas, hecho con
toda paciencia durante la pandemia, tanto en Rishikesh como en Berlín. La técnica de
los sellos surgió de su admiracion por los textiles africanos de, por ejemplo, los mer-
cados de Zimbabwe.
También, cajas de luz con cintas de películas antiguas encontradas en la vía públi-
ca de distintas ciudades. Rescató a Tom Cruise de unos volquetes porteños, donde
asomaba de unas cintas fílmicas de Nacido el 4 de Julio. Algunos marcos usados por
Paloma guardan una energía ancestral: son reciclados de la obra de su abuelo, León
Ferrari.
Interkevs, en tanto, cumple al pie de la letra el juramento que se hizo en la escue-
la de arte: “No quiero dibujar como todos, voy a encontrar mi estilo”. Inspirado por
Mondongo, se largó a experimentar con materiales no tradicionales y hoy desarrolla
técnicas únicas, con fórmulas ultrasecretas. Las cultiva con paciencia, inspirado por la
magia, por la intuición, por los hongos medicinales, por sus alumnos de jardín... Hay
aerosoles tornasolados, vidrios de color con pinceladas de papel metalizado, y sus ya
célebres pinturas con luz sobre dibujos tallados en vidrio.
Nueva tierra de promesas
El Castillo es galería de arte, pero no es ningún cubo blanco; así, la obra se ensambla
con el paisaje o bien al revés. En esta ocasión, El Castillo se convierte en un territorio
completamente nuevo: “Las obras que proponen Paloma e Interkevs exigen necesaria-
mente reseteo del espacio, despejar y generar un nuevo campo”, dice De Aduriz.
Mientras dure Auguria, El Castillo será la tierra de la felicidad, de las promesas, de la luz.
Los esperamos. Auguria trae suerte.



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