
Sobre la obra: Siesta de ensueño de Manu Tejo.
Por Carolina Favale
En los tiempos vertiginosos de la actualidad, marcados por la velocidad de un click, lo cotidiano
muchas veces se presenta como inhóspito, ajeno o lejano. Volver la mirada hacia la naturaleza
buscando refugio, se presenta no solo como una alternativa posible; sino indispensable.
Tendemos a pensar la naturaleza como un paisaje que podemos contemplar cuando accedemos
a las licencias que nos otorgamos cuando tenemos la posibilidad de una escapada de fin de
semana o de vacaciones. ¿Qué pasaría si pudiéramos pensarla como un refugio afectivo inmerso
en nuestra cotidianeidad? Entenderla como espacio donde sanar, imaginar y construir vínculos
amorosos. La ilusión y la fantasía, la posibilidad de ensueño emergen como lenguajes vitales
frente al desencanto: no son escapismos, sino modos sensibles de habitar el mundo.
Los elementos que conforman el universo de la naturaleza—plantas, animales, formas
orgánicas— no se constituyen como simples objetos de contemplación. Son presencias que nos
enseñan. Las plantas, por ejemplo, nos hablan del tiempo y del cuidado: de la necesidad de
atender, de esperar, de acompañar los ritmos del otro. En su crecimiento paciente y silencioso
reside una pedagogía del afecto. El perro, ese compañero ancestral que convoca a la ternura y
al juego. Los libros, los momentos de pausa en los que la luz irrumpe en la intimidad
Manu Tejo, artista visual y muralista, nos invita a ingresar en ese espacio donde el mundo natural
no es decorado, sino vínculo y refugio. Donde lo orgánico, lo doméstico y lo imaginario se
entrelazan para expandir nuestra sensibilidad: esa que se deja afectar, que se permite cuidar,
que cree en la potencia de lo invisible y vital. En este presente áspero, imaginar sigue siendo un
acto de reivindicación y lucha. Y la naturaleza, ese "afuera" tantas veces ignorado, se revela
como un "adentro" necesario, un lugar donde anidar afectos, sueños e ilusiones para que
suavicen la crueldad.
Manuela Tejo: nació y creció en Mercedes, Buenos Aires. Egresó como Diseñadora de
Indumentaria (FADU-UBA, 2014), donde trabajó como docente de Diseño, en la Catedra
Saltzman. También fue docente en Diseño 1, 2 y 3 en ABM (Instituto de la Mujer). Realizó talleres
con Marie Ajras, Diego Cirulli, y Julio Alan Lépez y actualmente participa de la clínica de obra
“Manglar”, que coordina Andrés Labaké. Presentó en 2018 su primera muestra individual,
“Micromundos” en el MAMM, Museo de Arte de la Municipalidad de Mercedes, y participó en
exposiciones colectivas, en ̈Conectar ̈ de joyería contemporánea en Tienda Malba (2014) y en
̈Parafernalia ̈ Local Support (2022). Como proyectos especiales destacan, entre otros, las
intervenciones artísticas en vidrieras para la marca de indumentaria Juana de Arco (2015); la
Escultura Botánica para la premier del Festival Primavera Sound (2021) y murales y pegatinas
para los proyectos colectivos, Bardo Somos e Ilka Murales. Ha participado en Festivales de
Muralismo de Buenos Aires, Valencia, Madrid, Berlín, Lisboa y París. Participó en las residencias
artísticas ̈Tejiendo sueños ̈ de 12NA, Valparaíso, Chile (2016) y en “Campidarte“ Sardegna, Italia
(2023). Vive y trabaja en Buenos Aires, donde tiene su propio taller y comparte con otres artistas
en el barrio de La Paternal, Kioskita Taller.



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