
“El salvaje esplendor” de Ivana Quiroga Curaduría: Sofía Torres Kosiba
Inauguración: 24/10 – 20hs
Santa Fe 181 – Neuquén Capital
A partir del 27/10 /2025 - Hasta el 28/02/2026
Viernes y Sábados de 19 a 22h
Resto de los días se puede visitar bajo cita previa @quirogaivana
La artista que pinta con lentejuelas Ivana Quiroga es una artista contemporánea cuyas obras exploran la intersección entre la feminidad, la herencia cultural y la materialidad. Nacida en San Martín de los Andes, Ivana se ha dedicado a investigar y a redefinir su obra en el uso de materiales inusuales como la lentejuela, transformándolos en vehículos de expresión artística y emocional. Su trabajo abarca desde instalaciones, reapropiaciones de mobiliarios y cuadros de gran formato, hasta cerámicas detalladas. El linaje materno y las tradiciones familiares han influido en su desarrollo como artista. A través de un proceso meticuloso, crea piezas que invitan a la interacción del espectador, convirtiendo la experiencia del arte en un diálogo participativo y significativo. En su exposición “El salvaje esplendor", refleja su compromiso con la autenticidad y su exploración profunda de la identidad femenina en un entorno contemporáneo.
La lentejuela, en este contexto, se convierte en un símbolo de la belleza y complejidad. Transforma la obra en una celebración tanto de lo salvaje de la naturaleza como de la riqueza de la experiencia femenina. La lentejuela, un material que ha sido históricamente asociado con lo festivo y decorativo, se transforma en un medio poderoso en las manos de Quiroga. Este material no solo añade un brillo visual, sino que también actúa como un facilitador de interacción con la luz. Esa interacción permite que el cuadro cobre vida, cambiando su apariencia a medida que la iluminación varía. Este dinamismo invita al espectador a experimentar la obra desde diferentes ángulos, generando un efecto de constante transformación.
Este trabajo también se presenta como un reflejo de la historia personal de la artista, homenajeando a su madre y las influencias femeninas en su vida. La elección de materiales tan simbólicos como la lentejuela asociado al amor por la costura y manualidades que le inculcó su abuela podría interpretarse como una manifestación de la complejidad de las experiencias femeninas, que abarcan tanto la fuerza como la fragilidad, conceptos que están intrínsecamente conectados con la identidad y la maternidad. Y por otra lado la cerámica en la cual Ivana ha conectado profundamente con la tierra y el paisaje.
La curadora Sofía Torres Kosiba observa que en la materialidad elegida por Quiroga, remite a múltiples referencias culturales y estéticas en su obra, “logra un manejo particular que se asemeja a la técnica del óleo, como si pintara con su materialidad. Su trabajo puede describirse como una mezcla entre pintura y escultura, donde las piezas de gran porte, en gran medida instalaciones, dialogan con esculturas cerámicas que eventualmente funcionan como jarrones, pero que están concebidas más como esculturas en sí. La profundidad y presencia del color es un elemento constante en su obra, creando piezas que se presentan de manera imponente en los espacios expositivos y que poseen una calidad fascinante, casi luminosa. Además, incorpora un proyecto particularmente interesante en el que trabaja sobre una carpeta de dibujos y pinturas de su madre, una artista, que incluyen naturalezas muertas y paisajes sencillos, transformando esas imágenes en otra dimensión a través de su técnica única”
Quiroga también discute cómo los materiales influencian la percepción del arte. El uso de lentejuelas añade una capa de textura y luminosidad a sus obras, que va más allá de la simple representación. Este tipo de materialidad no solo embellece; también invita a una interacción más profunda con el espectador, similar a cómo Gombrich describe la manera en que los objetos decorativos pueden generar una respuesta emocional a través de sus cualidades físicas; la textura brillante de las lentejuelas puede evocar sentimientos de alegría y celebración, conectando emocionalmente con el espectador. En el diseño de hábitats, existe un equilibrio entre la función y la estética y Quiroga aplica este principio a su trabajo artístico, donde cada lentejuela y cada color no son solo decorativos, sino que también poseen un significado. Esta dualidad permite que sus obras trasciendan el mero objeto decorativo, como en el caso de los jarrones que trascienden su uso y se convierten en objetos escultóricos. La artista hace que cada elemento contribuya a la narración visual que busca articular, es una habilidad que se ve reflejada en su enfoque artístico. En palabras de la artista “La hora que más les gusta a las lentejuelas es el atardecer, porque el sol nos está entregando aún luz natural con matices dorados y una luminosidad baja, dándole la posibilidad a cada una de las lentejuelas de funcionar como píxeles, de lucirse cada una en un contexto grupal, cada una tiene brillo propio: la pieza no es uniforme, da cuenta de la existencia de cada una de ellas que forman un todo. El trabajo final es una acción solidaria de luz entre todas ellas.”



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